Plato marino

Desencajado el mar,
le expone mil brisas
a cuanto porfiado se acerca
a la orilla, y en una de
esas, hoy por la
noche la cena será
alma húmeda con
salsa de angustia.

De hecho ayer, los
cetáceos se sirvieron
Una odalisca bañada
en dudas literarias,
que le cantaba al
Océano sus pena
y alegrías, pero
es bien sabido que
la corriente no perdona.

Esta bien, hoy la mesa
la podré yo, y el plato
fuerte espero que sea
con harto orgullo y
piel blanca.

Giro a babor

Pliega el dolor
su carpa momentáneamente
pero a un cambio
de timón
la Gloria se triza
en pedazos azulados.

Un grito bastaría
para cortar la corriente,
y el arpeo de mil
guitarras harían de
eco que bate la
nebulosa de
llantos pesados

Hoy el camino brilla
seco y entrecortado
por las nubes
que se viran
hacia babor.

Palabras sacan palabras

Juzgar las voces de ayer
no es un buen camino,
de hecho en esos juegos
bien sale dañada más de
una cuerda vocal, pero
qué podemos hacer si
las verdades se han enojado
con el malcriado Destino.

Hoy sale más barato
gritarle a los ojos de la
oración cada una de las
sílabas atoradas, con
eso por lo menos sabemos
que la frase se queda tranquila
y la mentira deja de ser
la protagonista maldita.

Quién sabe si el daño
ya está hecho, lo único
claro es que el callar
sólo beneficia a los
malos recuerdos.

Claro que palabras
sacan palabras, y
verbos matan adverbios.

Trompe L’oeil

Cuantas veces el verbo intentó
engañar la mirada,
cuantas veces la mirada
ha intentado burlar el escenario,
y hoy que los rostros no son
lo que vemos, ni la palabra
es la que se escribe,
nos llueven trampas al oído.

Nada es lo que se lee,
sólo las sílabas austeras
han podido vencer la guerra
de adverbios que caen
entre paredes pintadas de
falsas ventanas.