jueves, febrero 03, 2005

Pasado

Anoche tuve una de esas conversaciones que no dejan de ser curiosas, converse con el pasado, ¡ si ¡ es posible, y lo hice por intermedio de la memoria de una antigua compañera de universidad, con ella estuve revolviendo ese armario que fue nuestra estadía en la lejana Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile, corrían los años de la decada de los ochenta (esa de los Prisioneros) y eramos un grupo de jóvenes ilusos que creíamos podíamos cambiar en algo el mundo con papel y lapiz, luego cambiamos los lapices por algunas piedras y unos tarros de pintura, pero entre esas acciones divagabamos entre Derrida y Kant, entre Coseriu y Eco, entre Freud y Latcham, es decir estrujamos las mentes de otros y construíamos mundos ideales. María Amanda ("la que debe ser amada" como nos diría la Flisfich en una clase de latín) es una mujer muy especial, brillante con b mayúscula, pero que por esas extrañas situaciones ha ido sembrando sus capacidades sólo en el norte de Chile, el ¿por qué? es una duda que pretendo disipar hoy en una conversación; pero retomando ese pasado, se me vinieron a la memoria interminables tardes de sol en los pastos de La Reina (la Facultad estaba en Larraín 9925 al lado de la precordillera) discutiendo de política (la mayoría eramos de izquierda) o de poesía y letras (casi todos aprendices de hechicero). Hoy las cosas son algo diferentes, pero sin duda por esa conversación nocturna puedo deducir que muchas cosas de esas escritas con alma perduran hasta estos días, y lo gratificante es valorar ese pasado como algo formador en todo sentido, las calles y las plazas, los salas y los patios fueron nuestro micromundo el que se ve espejeado en el mundo real de hoy.
(A propósito de ese pasado no dejado)