lunes, enero 24, 2005

Males

Ayer camine de nuevo por los cités de antaño, de esos que se agolparon entre mis juegos de infancia, trate por todos los medios de reconstruír mis sueños, y llegue a la conclusión de que esos añós me ayudarón a creer en las ilusiones, al escuchar la radio con los tangos de eco, no sólo me puse a mirar el largo pasaje, sino que me vi pateando las pelotas de plumavit, y las risas de mis primos sólo hicieron sembrar las huellas del pasado. Las manos de mi tio ya están temblorosas, hoy ya no posee la precisión que le permitió arreglar cuanto reloj antiguo cayó en sus manos, hoy sus palabras son balbuceos, pero de una u otra forma siento que sus ojos verdosos aún me siguen riendo, como lo hacia con una mueca enmarcada en un delgado bigote, hoy el esta sentado y yo de corazón siento que tanto a él como a muchos yo estoy de pie; que la vida no es justa es una frase casi maldita, pero la vejez es una mala trampa, nos embauca y nos deja con las frases entrecortadas. Chacabuco ya no es la misma calle de antes, hoy las casonas han dado paso a la nostalgia, hoy sólo vestigios quedan de sus tardes conversadas en el boliche de la esquina...ayer también me temblaron las manos, ayer fuí yo quién llevo las riendas de la conversación, el eco de los cielos altos sólo aumentaron lo que mis ojos me mostraron, la soledad se respira entre esas paredes.
Mal, mal de alzheimer que me arrancas el tiempo...
Verano enero.