miércoles, octubre 20, 2004

Valparaíso

Caminar por las veredas de Valparaíso es un deambular por verdaderas crónicas urbanas, en cada rincón hay personajes llenos de historia, desde el tipo que camina y murmulla en la Plaza O'Higgins hasta la viejita de la Plaza Victoria, pasando por los lustra botas y los dueños de los kioskos de diarios, que son los testigos privilegiados de cuanta cosa sucede en las calles, pero hoy día uno se encuentra con situaciones que rayan en el caos, el comercio ambulante, los rayados de las paredes, la suciedad de las calles, el constante bullicio del tráfico y lo que no es menos esa sensación de inseguridad constante de la gente al caminar. La violencia del miedo es algo que supera el entorno del día a día en la ciudad puerto, basta con mirar las mujeres con sus carteras cruzadas y las manos apretadas para ver ese miedo al robo, ninguna ciudad se puede permitir sentir miedo como se palpa en las tardes en el alrededor del edificio del Congreso Nacional, o en los alrededores del Mercado, lo que si es cierto es que apesar de todo existe el encanto de poseer una arquitectura y una magia que embruja a cualquiera, pero esto se debe compensar con tener la certeza de caminar y ver tranquila la historia viva de esta ciudad. Valparaíso se merece un respeto distinto, como el orgullo de aquellos que han nacido en ella.
El aire puro del mar es un aliciente a las vistas y al entorno.
Valparaíso