martes, agosto 23, 2005

Evocando

El laberinto se retuerce al compás de sus latidos, y algo es claro, nada esta en singular, como se ha visto no es un asunto de lagrimas, no es una declamación, porque en esto la señora poesía esta envuelta en tules, y sólo se deja ver por el brizo de la cortina. Ni la rabia, ni la pena que son primas lejanas de la desahogo se han hecho presente, y es necesario decirte que "nunca estarás sola", pues eres y serás parte de las paredes de esta alma, por hoy y mañana, entre saludos a la señorita angustia, nos veremos caminando, si es un parque o una calle larga, eso da igual, los pasos se nos harán lentos y ya sabremos que nos quedan sólo sombras de un cielo más luminoso.