lunes, septiembre 17, 2007

Noche de juerga

Pulsan en el carro
los olores a cadáveres
que envuelven aún el aire.
Esta tarde las cenizas
vienen todas con apellidos,
ninguno de ellos ilustre.

La calle se tiñó de angustias
Y mil lloronas hicieron
Que el grillo callara,
todo parecía fiesta,
ni el toro de lid fue
necesario, sólo basto
un pie y un acelerador.

No es desenfado, es
simplemente una noche más
(eso repitieron todos al salir)