lunes, agosto 16, 2004

Cuando las palabras son de otros

La música bien puede ser un camino distinto para decir las cosas que no nos atrevemos a decir en palabras nuestras, es común que tomemos prestada la imaginación del autor de un tema musical para darle cuerda a nuestros propios sueños, imaginar que las cosas son distintas, gozar con la islusión del verso exacto del momento que se vive, pero más que eso sentir que alguién en algún lugar distante ha sentido lo que uno esta viviendo, imaginar parejas reales, gozar con el cariño que no tenemos, sentir la mano suave de un tono paternal ausente, intuir que la vida no se acaba en 4 minutos es lo complejo, pero si es bueno considerar que el juego esta en la atmósfera, en el palpito de la armonía y la secuencia de voz y sonido. La música puede ser un aliado, cuando las palabras se traban en nuestras gargantas, es cómodo que otros las digan, pero sin duda lo principal es saber que si dedicamos un tema, estamos dedicando ese silencio de nuestras palabras (que es nada contra el grito del alma). Para cuando los nombres se nos hacen humo, y todo no parece ser cuerdo, que mejor que un buen tema, y así la música se envuelve en continuas emes, que soban la mente y el alma.