miércoles, mayo 10, 2006

Room

Descolocadas, como
las letras de un neón
parpadeante, siento
mis uñas al escarbar
entre las figuras del ayer,
y las sombras de mis
brazos se cierran en busca
del halito vital. Allí en
donde el bosque se
hizo carne, me retuerzo
para consolar mis miedos,
y en el pasamanos
engalanado de turquesas
talló las dos sílabas
del alma.

(Corro y giro el pestillo,
ya no quiero estar fuera)